"Es un inmenso error
asumir que lo que una vez fue verdad, será verdad siempre y que la
relación de gobernantes y gobernados que fue posible y buena en un
momento dado, es posible y buena para siempre" escribía el
sociólogo Herbert Spencer.
Lo he
rescatado tras un comentario que me dejaban en Facebook. Resumiendo esa persona me decía ¿qué había hecho Obama?. Tantas ilusiones puestas en él y con un Nobel de la Paz en la mano. Me escribía que "sólo es un buen títere. Nada más".
Recordando de nuevo a Spencer, "es un inmenso error asumir que lo que fue verdad, será verdad siempre...". Seguramente que si preguntamos hoy, Obama es ahora menos resuelto,
menos guapo, menos cercano, menos simpático o incluso, menos
inteligente que cuando fue elegido. Es lo que los politólogos
llamamos "efecto de halo", es decir, el liderazgo es exclusivamente
contextual. Él no contaba en su "guión" con la crisis
económica, de manera que quien es tenido en 2008 por un líder casi
perfecto, como Obama, tres años más tarde es percibido por muchos
como indeciso, incapaz o débil. Porque el liderazgo es contextual,
es porque tenemos a Aznar en España o a Clinton en Estados Unidos
como auténticos hacedores de milagros económicos. No hay líderes buenos o malos, sino protagonistas oportunos de una buena narrativa colectiva y coyuntural. Líder, contexto y público afin, tres ingredientes inseparables para un buen resultado. EL RESULTADO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario