miércoles, 20 de febrero de 2013

Qué hay que esperar del I Debate sobre el Estado de la Nación de Mariano Rajoy

Un año y dos meses después de legislatura, y horas antes de su primer Debate del Estado de la Nación, el presidente Mariano Rajoy, comunicaba que durante la jornada del debate anunciaría en la cámara un “potente” plan para reactivar la economía. Lo que viene a ser crear expectativas en política pero como el cuento del pastor, con tanto decir que viene el lobo, terminan no creyéndote. Sin credibilidad no hay confianza, lo siento.


FOTO: EFE
Pero antes aclaremos qué supone un Debate sobre el Estado de la Nación. Consiste en hacer una evaluación y es el Gobierno es el que se examina a través de su presidente, que se enfrenta cara a cara con los portavoces de todos los grupos parlamentarios. Y esa evaluación del primer año de legislatura se centra en lo económico, en lo social y en lo político, aunque sin duda el máximo interés radicará en el duelo entre Rajoy y Rubalcaba, para ambos primer debate, uno como presidente y otro como jefe de la oposición.

Desde que Felipe González lo instaurara en 1983, en la II Legislatura, el Debate sobre el Estado de la Nación ha tenido lugar 22 veces, es decir, todos los años excepto aquellos en que acababan de celebrarse elecciones generales o estaban convocadas: 1986, 1990, 1993, 1996, 2000, 2004, 2008 y 2012. Diez fueron con González como presidente, seis con José María Aznar en el mismo cargo y otros seis durante los mandatos de José Luis Rodríguez Zapatero.


El mensaje que se quiere transmitir será el mismo pero...

La realidad siempre lo supera todo. Este gobierno intentará comunicar a los ciudadanos el mensaje de que, a pesar de las dificultades, lo peor ya ha pasado y España está saliendo de la crisis (no habrá sorpresas en la narrativa). Y como ya hemos escuchado antes, asegurar rotundamente que las previsiones del Gobierno anticipan que en la última parte de 2013 y principios de 2014 la economía española tendrá nuevamente tasas de crecimiento positivas. Tampoco no ha de extrañar que presumirá de haber evitado el rescate a España y de que los inversores vuelven a recuperar la confianza en España.


La realidad, como decimos, es que hoy más que nunca, hay una crisis social y de reputación de los políticos respecto a quienes representan, los ciudadanos. Una brecha que se hace insostenible en una democracia. Un malestar y clima de desconfianza que no va a encontrar respuestas ni soluciones en sus representantes públicos a no ser que empezamos a hacer política con mayúsculas, desde ahí hasta la consultoría.

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