Sí, vamos a volver a hablar de ELLA: Hillary Clinton. Es curioso como la
exsecretaria de Estado de EEUU ha sufrido todo tipo de vejaciones por
su condición de mujer y esposa del expresidente Bill Clinton y ahora, futura abuela. Se presentó a las
primarias del partido demócrata contra Barack Obama y ahora que supuestamente protagoniza una
campaña silenciosa para la elecciones presidenciales de 2016, se desata la locura mediática sexista pero también se levanta la heroína. Un modelo anti sexista contra todo y todos: "No puedes dejar que te aplaste y tienes que ser lo suficientemente resistente como para seguir adelante de los reveses".
Cuando
lloró en su discurso en New Hampshire en 2008 se le acusó de urdir una "treta femenina". Se critica sus arrugas, escote y se ironiza con su rol de madre y esposa (ahora también futura abuela) o simplemente, la retratan como a una
bruja (Marc Rudov dijo que los hombres cuando
escuchaban a Obama se emocionaban, pero cuando oían a Hillary
pensaban en una mujer malvada que les decía "¡sacad la
basura!").
Ahora que tiene campaña (oficiosa) para las elecciones de 2016, las críticas
vuelven a la carga. El anuncio de embarazo de hace unos meses de su
hija Chelsea ha llevado a la locura mediática sobre si podía una abuela ser presidenta de los EEUU.
Unas afirmaciones que eran prácticamente inexistentes cuando en 2012 el candidato
presidencial del Partido Republicano, Mitt Romney, promocionaba con
orgullo sus 18 nietos en la campaña electoral. De hecho, dos gemelos
nacieron unos seis meses antes de las elecciones. "Padre de
familia" era la imagen proyectada por Romney y no "mi vida se
detiene aquí" abuelos. El Presidente George H.W. Bush también
era abuelo durante su mandato presidencial. Da qué pensar.
Hoy he releído:
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