YO que estaba convencida de que era una chica que vivía en el mundo 2.0. a pleno rendimiento y resulta que no. Mi mente aún opera en la versión 1.0. Por ello, me caí, de donde quiera que estuviese sentada, porque ahora no me acuerdo, al verlo delante de mí. En la pantalla del ordenador y a través de 140 caracteres. Eran dos de los candidatos a la alcaldía de Sevilla en plena acción en la red de Twitter. Acción comunicativa, me refiero. Y digo que estaba convencida de ser una chica 2.0. porque ahora me doy cuenta de que no seguía (de cerca y por Twitter) a Juan Espadas y Juan Ignacio Zoido.
Entonces dije, "pero ¿cómo has podido caer en este error?". Vale que lleve más tiempo en este ecosistema de Twitter que ellos, pero si estudió y hablo de comunicación política, ¿en qué estaba pensado?. Había escuchado de su presencia e incluso, compañeros de redacción me ponían al día, sobre todo, desde que abrieron la veda en internet desde esta plataforma. Un ecosistema en el que no vale cualquier mensaje sino uno claro, corto y a poder ser, impactante. Entonces, la efectividad de la comunicación esta asegurada. Lo que ocurre es que todo comunica, desde las formas hasta el tratamiento. Por ello, la comunicación también se puede volver en tu contra.
Yo que practico el 2.0. y que mi mente pertenece todavía, y por algún tiempo, al ámbito de lo analógico, creo en el poder de la comunicación. Tanto que si no fuera por ella yo no estaría hablando de política en este trozo de hoja de periódico. No sé cómo he acabado en este punto. Ni siquiera sé si volveré a estar maquetada en el margen superior de la página ocho de este diario. Por si esto no ocurriese, sepan que ha sido todo un placer.
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