martes, 17 de mayo de 2011

Miradas que dicen mucho. También en política

José Luis Rodríguez Zapatero y Juan Espadas. A. Pizarro
El PSOE andaluz llevó a Zapatero al barrio de Pino Montano, uno de esos lugares donde tradicionalmente se ha votado a los socialistas y donde ahora la abstención podría dar la victoria al candidato del PP al Ayuntamiento de Sevilla, Juan Ignacio Zoido. Algo más de 1.500  sillas y varios centenares de personas de pie en una cancha de deportes, abierta al barrio (que llamó la atención de los periodistas que van siguiendo la caravana de Zapatero en estas elecciones). Después del pinchazo del mitin de Zaragoza el domingo anterior, aquella cancha no es lo que esperaban ver en la tierra de Felipe González. Pero el PSOE sevillano tiene sus razones (o eso dice), y es que va buscando al elector indeciso con la precisión de un cirujano; por eso prefiere los mítines barrio a barrio que las grandes concentraciones.

Tanto Zapatero como Griñán realizaron alusiones constantes al PP y sacaron a pasear a Aznar en varias ocasiones, y se conjuraron para sacar a votar al último indeciso. A los socialistas les restan cinco días para darle esa vuelta de la que tanto hablan a las encuestas, y todos coinciden en que la respuesta reside en ese antiguo electorado del PSOE que hoy, castigado por el desempleo o descontento con el Gobierno, aún no ha decidido si irá a votar. 

También, el presidente del Gobierno, más allá de los discursos de índole nacional, tiró de recursos nada sofisticados para alentar a las masas, recordando que "Sevilla es la ciudad de Felipe González, ¿cómo vais a dejar que gane la derecha en su tierra? No, no. Pido desde aquí que todos vayan a votar masivamente. Hay que frenar al PP, y aunque os parezca difícil, más difícil era todo cuando ni siquiera se podía ir a votar...". 
Del discurso de Zapatero quedó el sabor, la sensación, de que se está intentando gestionar una situación que dejo hace tiempo de estar en sus manos.

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