El pasado fin de semana SMODA, el suplemento de EL PAIS, me preguntaba sobre mensajes implícitos de doña Letizia Ortiz en su comunicación y estilo a la hora de vestir. Os dejo con el reportaje de la periodista Laura García del Río, a la que agradezco su trato tan amable y profesional durante nuestra conversación para este reportaje publicado en la edición impresa del sábado 2 de noviembre.
Por su
parte, María Vázquez Lorca, consultora en Comunicación Política e
Imagen Pública, comenta: «Ahora se arriesga menos, pero incluso
cuando lo hace [como con la comentada blusa de leopardo que llevó el
pasado día 21 de octubre] es consciente de ello. No se le escapa
nada». Sabido es que Letizia tiene en cuenta hasta los más pequeños
detalles. Por ejemplo, ha encargado zapatos de salón a medida a un
artesano español en Madrid que cuentan con una plataforma interior
para hacer mucho más llevaderos y cómodos los actos oficiales.
En
ocasiones, es una persona del equipo de la Casa Real quien se pone en
contacto con las firmas, y les transmite «una petición concreta»,
nos revelan Iñaki y Aitor Muñoz, diseñadores de Ailanto. En otras,
se desplaza hasta el showroom del diseñador o los
creadores van a su casa. «Nosotros hemos ido a probarle complementos
a ella y a sus amigas, tomando un té tan ricamente», desvelan Pablo
y Mayaya.
Hoy, Letizia
es una defensora a ultranza de la moda española. Y si la princesa lo
lleva, el pueblo lo desea. «Es un icono nacional e internacional»,
afirma Quique Díaz, director de comunicación de Mascaró y Pretty
Ballerinas. «Nueva Zelanda, Reino Unido, Alemania… Cuando ha
llevado algo nuestro, la demanda en el extranjero se ha disparado»,
cuenta Cebrián. Otros se muestran más escépticos y no la ven como
una it girl. «Si lo lleva Olivia Palermo, se agota. Si se lo
pone Letizia, no llega a tanto», nos cuenta un diseñador que no
quiere dar su nombre. Puede que hablar de icono de estilo sea
exagerado –aunque la actriz Melissa George, famosa por su papel
en Anatomía de Grey, la cite como fuente de inspiración
sartorial–. «Tiene la percha, pero le falta el charm de la
Middleton», nos cuentan entre bambalinas.
De lo que no
hay duda es de que lo que viste doña Letizia tiene repercusión,
algo beneficioso para las marcas y para ella. «Que vista firmas
españolas tiene un efecto positivo en su imagen», asegura Verónica
Baena Graciá, profesora titular de Marketing de la facultad de
Ciencias Sociales de la Universidad Europea de Madrid. «E incluso
ese efecto positivo no es tan importante como el impacto negativo que
tendría si apareciese de forma continuada llevando marcas que no
fuesen nacionales», concluye.
Tras su
criticado debut público vestida con un traje blanco de Armani,
Letizia ha convertido su vestuario en una apología de la Marca
España. Pero no de cualquiera: de la más popular. «Aparecer
comprando ropa de Mango, o incluso reciclando modelos, es un mensaje
muy potente con el que se pretende que la opinión pública conozca
cómo es su futura reina y cómo podría ser su reinado en
comparación con el de doña Sofía», dice Vázquez Lorca. «Hacer
ostentación en estos tiempos sería un error», apoya Baena. La
propia princesa, durante una comida informal con periodistas, comentó
que es perfectamente consciente de que no puede aparecer con un bolso
de 2.000 euros colgado del brazo, tal y como arrecia la crisis en el
país.
Sobre su
evolución, María Vázquez dice: «Ha pasado de ser espontánea a
estar estratégicamente diseñada para obtener resultados».
Memorable fue su aparición, a principios de este año, en la entrega
de premios de los Embajadores Honorarios de la Marca España. Se dice
que eligió una falda roja, a juego con la corbata del príncipe,
porque sabía que el photocall era amarillo: implícita
quedaba la referencia a la bandera. Desde la Casa Real, no se
pronuncian. Como todos sabemos ya, la discreción es la marca de la
institución.
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