Llevo unos días queriendo escribir sobre ello. Sobre su (in)eficacia hoy en día y cómo suelen caducar casi sobre la marcha. No sé si saben que el término
cortina de humo tiene origen militar (como casí todas las prácticas en política). Hace mención al humo que es
provocado para impedir al enemigo ver los movimientos de tropa que son propios. Así que como definición práctica podemos asumir que una cortina de
humo es todo aquello que sirve para evitar que la gente vea lo
importante.
En el libro “Pensar rápido, pensar despacio” del profesor Daniel Kahneman, se describe
el funcionamiento de nuestro cerebro atendiendo a dos sistemas. El
sistema 1 y el sistema 2. El autor demuestra a lo largo de su libro que nuestra mente actúa en dos sistemas ante cualquier estímulo
exterior: Un Sistema 1 que es espontáneo y actúa de manera rápida
y automática y un Sistema 2 más esforzado que trata de resolver
cuestiones más racionales. Kahneman entiende que en muchas ocasiones
nos dejamos llevar por el Sistema 1 y no dejamos intervenir al
Sistema 2 que es el que da sentido a nuestras creencias explicitas y
a nuestras elecciones deliberadas. Es decir, que nos quedamos muchas
veces en esa primera impresión sin llegar a que intervenga mucho
nuestro cerebro pensante. Es en realidad lo que hacemos al ver un
titular de una noticia y no profundizar en ella y leer el resto del
texto. Incluso tenemos la tendencia a leer sólo
aquellos periódicos que concuerdan con nuestra manera de pensar, con
nuestras creencias (ya asentadas en el Sistema 2) y sólo leemos el
titular, que normalmente es tendencioso, para que se active en
nosotros más que una opinión, una emoción (Sistema 1). Algo que
simplemente nos sirva para corroborar que nuestra manera de pensar y
de ver el mundo es la correcta.
En Wag the Dog, una película de Barry Levinson protagonizada por Robert de Niro, el presidente de los Estados Unidos de América tras ser pillado en un escándalo sexual días antes de las elecciones decide inventarse un conflicto que desvíe la atención de la opinión pública y de la prensa de su situación. Sus asesores se ponen en contacto con con un productor de Hollywood para crear una cortina de humo. Una falsa intervención militar en Albania para desviar la atención para que así el presidente pueda salir heroico del envite y por tanto, recuperar su popularidad.
Fuera de la ficción, la cortina de humo es un conjunto de hechos o circunstancias con los que se pretende ocultar las verdaderas intenciones o desviar la atención de los demás pero en el ámbito de la comunicación política es muy arriesgado inventarse historias porque el efecto en el caso de descubrirse puede ser demoledor para el que la emitió. De hecho, las cortinas con demasiado humo se hacen caducas casi sobre la marcha por lo que un consejo, de subirse a ese carro, mejor aprovechar las cortinas de humo existentes que crear una.
Hoy he releído:
Instagram, la otra batalla de al Asad y Asma
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