domingo, 30 de septiembre de 2012

La sensibilidad comunicativa del Gobierno de Rajoy, a flor de piel



EFE

Montoro dice que no hay dinero y se descojona....” leía en Twitter antes de empezar a escribir este artículo. Por la mañana, había hablado con Gema Vázquez, mi prima hermana y sobre todo, amiga. Abogada de profesión, hacía constar un sentimiento generalizado: “La política y sobre todo, los políticos han dejado de ser utilles”. Ayudo a políticos, a esas personas que hacen política, y creo que es necesario reflexionar siempre pero mucho más en este momento. Rajoy del que ya decíamos que su discurso no convence, ha tomado estas dos últimas semanas varios giros y han sido inesperados.

Cómo comunica su gobierno es un debate, un debate complejo sí, pero necesario. Y cómo se ha comunicado las últimas medidas de recorte, es interesante. El Gobierno está desarrollando una estrategia de comunicación de sus decisiones más importantes, y asimismo, las más duras en repercusión social, basada en la ambigüedad o en restar importancia a los propios anuncios. Un buen ejemplo de ello es la confusión que generó Luis de Guindos al comunicar la subida del IVA que se produciría en 2013. Hasta tal punto, que no pronunció la palabra 'IVA' y que los periodistas tuvieron que preguntarle después para confirmar si lo que habían escuchado correspondía a un aumento de este impuesto.

Cada vez resulta más evidente que gobernar es, ante todo, comunicar, de ahí que el gobierno se caracterice en la actualidad más por ser un vínculo y enlace que una entidad ejecutiva; de operador, el gobierno está comenzando a ser rector y facilitador.
La palabra empatía tiene como uno de sus significados; Sentimiento de participación afectiva de una persona en la realidad que afecta a otra.

Y ¿es necesaria la empatía en política?. Mucho. Es trabajo de todos y cada uno de los ministros pero especialmente parece no haberlo entendido, Cristóbal Montoro. Es el que tiene que hablar con las comunidades autónomas y convocar un Consejo de Política Fiscal para forzarles a reducir su déficit. El guión dice que tendrá que convencerlas de que eliminen organismos, hagan despidos de empleados públicos y corten todo tipo de inversiones, lo que deprimirá aún más la economía.


El partido del Gobierno ha enfrentado al corazón de su electorado: la clase media que cotiza en el IRPF o los que tienen rentas del capital. Además, el recorte profundizará la recesión. Entonces, ¿dónde está la luz al final del túnel?. La herencia recibida es un argumento que tiene poco recorrido y Rajoy ya ha empezado a quemarse. O mejor, dado que él no ha salido, a quemar a sus ministros económicos. Y esto es sólo el primer paso de una larga travesía de malas noticias. Las mismas que no quiso dar en la campaña electoral. Ni en el debate de investidura. Pero siempre llega la hora de la verdad.

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