EFE |
“Montoro
dice que no hay dinero y se descojona....” leía en Twitter antes
de empezar a escribir este artículo. Por la mañana, había hablado
con Gema Vázquez, mi prima hermana y sobre todo, amiga. Abogada de
profesión, hacía constar un sentimiento generalizado: “La
política y sobre todo, los políticos han dejado de ser utilles”.
Ayudo a políticos, a esas personas que hacen política, y creo que
es necesario reflexionar siempre pero mucho más en este momento.
Rajoy del que ya decíamos que su
discurso no convence, ha
tomado estas dos últimas semanas varios giros y han sido
inesperados.
Cómo
comunica su gobierno es un debate, un debate complejo sí, pero
necesario. Y cómo se ha comunicado las últimas medidas de recorte,
es interesante. El Gobierno está desarrollando una estrategia de
comunicación de sus decisiones más importantes, y asimismo, las más
duras en repercusión social, basada en la ambigüedad o en restar
importancia a los propios anuncios. Un buen ejemplo de ello es la
confusión que generó Luis de Guindos al comunicar la subida del
IVA que se produciría en 2013. Hasta tal punto, que no pronunció la
palabra 'IVA' y que los periodistas tuvieron que preguntarle después
para confirmar si lo que habían escuchado correspondía a un aumento
de este impuesto.
Cada vez
resulta más evidente que gobernar es, ante todo, comunicar, de ahí
que el gobierno se caracterice en la actualidad más por ser un
vínculo y enlace que una entidad ejecutiva; de operador, el gobierno
está comenzando a ser rector y facilitador.
La palabra
empatía tiene como uno de sus significados; Sentimiento de
participación afectiva de una persona en la realidad que afecta a
otra.
Y ¿es
necesaria la empatía en política?. Mucho. Es trabajo de todos y
cada uno de los ministros pero especialmente parece no haberlo
entendido, Cristóbal Montoro. Es el que tiene que hablar con las
comunidades autónomas y convocar un Consejo de Política Fiscal para
forzarles a reducir su déficit. El guión dice que tendrá que
convencerlas de que eliminen organismos, hagan despidos de empleados
públicos y corten todo tipo de inversiones, lo que deprimirá aún
más la economía.
El partido
del Gobierno ha enfrentado al corazón de su electorado: la clase
media que cotiza en el IRPF o los que tienen rentas del capital.
Además, el recorte profundizará la recesión. Entonces, ¿dónde
está la luz al final del túnel?. La herencia recibida es un
argumento que tiene poco recorrido y Rajoy ya ha empezado a quemarse.
O mejor, dado que él no ha salido, a quemar a sus ministros
económicos. Y esto es sólo el primer paso de una larga travesía de
malas noticias. Las mismas que no quiso dar en la campaña electoral.
Ni en el debate de investidura. Pero siempre llega la hora de la
verdad.
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