jueves, 21 de noviembre de 2013

Política 2.0: Una nueva forma de hacer campañas, de comunicar y de gestionar equipos



El pasado martes 19 de noviembre, tuve la suerte de participar en la mesa de Política 2.0 y Activismo digital del encuentro Huelva 2.0 de la web social onubense gracias a la invitación de José Carlos del Arco y la organización. En el interesante debate nos acompañaban Fátima Reyes, Daniel Rodrigo, Juan Antonio García y Wenceslao Font.

Foto: @_pacoromero

Durante mi presentación al público asistente, di algunas de las claves, y siempre bajo mi experiencia en campañas, sobre qué ha supuesto la aplicación de las nuevas herramientas de comunicación 2.0 en la forma de hacer campañas, de comunicar y gestionar equipos.

Por lo tanto, nos referimos al uso innovador de las tic en comunicación política. Y qué es lo más importante a la hora de diseñar, ejecutar y hacer una campaña o gestionar un gobierno? La información. Se dice que la información es poder, pero la información en sí, no tiene poder. Lo que tiene poder es cómo la utilizamos y lo que podemos hacer con ella.

Bien pues las tic aplicadas a la comunicación política nos permite a través de programas de base de información, tener datos que podemos cruzar con muchas variantes (sexo, edad, población) y así poder detectar con un alto grado de fiabilidad, qué va votar esa persona, porque sabemos qué le preocupa, sus intereses, etc, cruzamos datos, cruzamos variables. Y por tanto, poder utilizar información para tomar decisiones estratégicas y saber cómo utilizar tus recursos tanto económicos como humanos. Saber dónde gastar y saber dónde no. Saber dónde invertir tiempo y saber dónde no.

¿Cuál es en resultado de todo esto? Multiplica la efectividad del trabajo: desde cualquier lugar y en cualquier momento, puedes trabajar desde tu tablet o desde tu ordenador personal, aportando valor a nuestra campaña porque como voluntario y activista te hemos facilitado los datos, te hemos dado acceso a la información. En estados Unidos lo hicimos en 2012, en Latinos for Obama donde yo trabajé, la base de datos que teníamos, por cierto la mayor del mundo hecha hasta ahora, esa base de datos como digo, se encontraba abierta al millón y medio de voluntarios de la campaña. Desde cualquier lugar y en cualquier momento, aportas valor.

Y esto aplicado a una estrategia, se llama: Comunicar en tiempo real. Y comunicar a tiempo real supone campañas a tiempo real con estrategias y mensajes a tiempo real y por supuesto, esto implica, segmentación de mensajes, de público y de acciones. Antes la estrategia de campaña estaba diseñada con un año de antelación y no se tocaba. Ahora no. Ahora tenemos que tomar el pulso diario a los temas de campaña y anticiparnos a ellos.

Es la estrategia correcta en el momento correcto. Y esto no es otra cosa que un nuevo modelo de gestión y de liderazgo que suponen las nuevas tecnologías. Una nueva cultura de hacer campañas, de comunicar y de gestionar equipos que le da la vuelta a la pirámide. Bien es cierto que sigue existiendo una pequeña cúpula de mando, un grupo de personas que marcan las directrices generales, pero los Grassroots, las organizaciones de base, tiene 100 por 100 de libertad para aportar valor a la campaña: y aportar valor es aportar creatividad, acciones de comunicación, trabajo, tiempo para llamadas, para reuniones, para los puerta a puerta: puro activismo.

Pero ¿y las redes sociales? Un dato que nos dice mucho de hacia dónde van los medios tradicionales respecto a los tecnológicos. En la Forward Campaign de 2012 por primera vez más votantes indecisos tomaron una decisión de por quién votar basándose en lo que leyeron en las redes sociales y no en lo que leyeron, vieron o escucharon por los medios tradicionales. Y esto no tiene más misterio que lo que vosotros y yo buscamos cuando nos relacionamos: la cercanía, la fuente de información cercana.


Y esto significa que tenemos una nueva oportunidad porque no tiene ningún sentido hacer lo mismo, una y otra vez, utilizando los mismos métodos y mecanismos y esperar un resultado distinto. Decía Ghandi: Si quieres cambio, cambia tú primero.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Mensajes implícitos en el estilo de vestir



El pasado fin de semana SMODA, el suplemento de EL PAIS, me preguntaba sobre mensajes implícitos de doña Letizia Ortiz en su comunicación y estilo a la hora de vestir. Os dejo con el reportaje de la periodista Laura García del Río, a la que agradezco su trato tan amable y profesional durante nuestra conversación para este reportaje publicado en la edición impresa del sábado 2 de noviembre.


Por su parte, María Vázquez Lorca, consultora en Comunicación Política e Imagen Pública, comenta: «Ahora se arriesga menos, pero incluso cuando lo hace [como con la comentada blusa de leopardo que llevó el pasado día 21 de octubre] es consciente de ello. No se le escapa nada». Sabido es que Letizia tiene en cuenta hasta los más pequeños detalles. Por ejemplo, ha encargado zapatos de salón a medida a un artesano español en Madrid que cuentan con una plataforma interior para hacer mucho más llevaderos y cómodos los actos oficiales.

En ocasiones, es una persona del equipo de la Casa Real quien se pone en contacto con las firmas, y les transmite «una petición concreta», nos revelan Iñaki y Aitor Muñoz, diseñadores de Ailanto. En otras, se desplaza hasta el showroom del diseñador o los creadores van a su casa. «Nosotros hemos ido a probarle complementos a ella y a sus amigas, tomando un té tan ricamente», desvelan Pablo y Mayaya.

Hoy, Letizia es una defensora a ultranza de la moda española. Y si la princesa lo lleva, el pueblo lo desea. «Es un icono nacional e internacional», afirma Quique Díaz, director de comunicación de Mascaró y Pretty Ballerinas. «Nueva Zelanda, Reino Unido, Alemania… Cuando ha llevado algo nuestro, la demanda en el extranjero se ha disparado», cuenta Cebrián. Otros se muestran más escépticos y no la ven como una it girl. «Si lo lleva Olivia Palermo, se agota. Si se lo pone Letizia, no llega a tanto», nos cuenta un diseñador que no quiere dar su nombre. Puede que hablar de icono de estilo sea exagerado –aunque la actriz Melissa George, famosa por su papel en Anatomía de Grey, la cite como fuente de inspiración sartorial–. «Tiene la percha, pero le falta el charm de la Middleton», nos cuentan entre bambalinas.

De lo que no hay duda es de que lo que viste doña Letizia tiene repercusión, algo beneficioso para las marcas y para ella. «Que vista firmas españolas tiene un efecto positivo en su imagen», asegura Verónica Baena Graciá, profesora titular de Marketing de la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Europea de Madrid. «E incluso ese efecto positivo no es tan importante como el impacto negativo que tendría si apareciese de forma continuada llevando marcas que no fuesen nacionales», concluye. 

Tras su criticado debut público vestida con un traje blanco de Armani, Letizia ha convertido su vestuario en una apología de la Marca España. Pero no de cualquiera: de la más popular. «Aparecer comprando ropa de Mango, o incluso reciclando modelos, es un mensaje muy potente con el que se pretende que la opinión pública conozca cómo es su futura reina y cómo podría ser su reinado en comparación con el de doña Sofía», dice Vázquez Lorca. «Hacer ostentación en estos tiempos sería un error», apoya Baena. La propia princesa, durante una comida informal con periodistas, comentó que es perfectamente consciente de que no puede aparecer con un bolso de 2.000 euros colgado del brazo, tal y como arrecia la crisis en el país.

Sobre su evolución, María Vázquez dice: «Ha pasado de ser espontánea a estar estratégicamente diseñada para obtener resultados». Memorable fue su aparición, a principios de este año, en la entrega de premios de los Embajadores Honorarios de la Marca España. Se dice que eligió una falda roja, a juego con la corbata del príncipe, porque sabía que el photocall era amarillo: implícita quedaba la referencia a la bandera. Desde la Casa Real, no se pronuncian. Como todos sabemos ya, la discreción es la marca de la institución.


martes, 5 de noviembre de 2013

Así de simple, así de efectivo en comunicación política





En 1952 la televisión estadounidense emitió el primer anuncio electoral. Apoyaba al candidato Dwight Ike Eisenhower con el eslogan I like Ike. 60 segundos de dibujos animados en blanco y negro creados por Disney y una sintonía que firmaba Irving Berlin, el autor de Blanca Navidad y muchos otros éxitos clásicos americanos.


Eisenhower ganó y, cuando se presentó a su reelección, quiso tomar dos decisiones inteligentes: deshacerse de Nixon y mantener el eslogan pero con un pequeño retoque. Lo de Nixon fue imposible, pero se lanzó a la campaña convaleciente de un infarto y clamando We still like Ike (Todavía nos gusta Ike). Volvió a ganar. El anuncio es redondo y el eslogan, también. Viene a decir, ¿qué nos gusta del candidato? El candidato, ¿les parece poco?. Nos fiamos de él sin necesidad de entrar en más detalles farragosos y le votamos.  

Así de simple y así de efectivo. Tan eficaz como La chispa de la vida. Tan rotundo como Un diamante es para siempre. Tan exacto como Me gustas mucho. Por eso es tan bueno. Y por eso es tan malo el We can do it que alguien improvisó en España. No hay producto que resista la falta de talento o, peor, la falta de fe de quienes lo venden.


I like Ike está en la lista que la revista Time elaboró con lo que consideraba las diez mejores campañas políticas de la historia. Junto a la de Kennedy pero también a la del ochentero It´s morning again in America de Ronald Reagan, un vídeo por el que desfilaban con lentitud novias casándose, hijas y madres abrazándose y, en general, ciudadanos norteamericanos blancos mirando al futuro entre esperanzados y embelesados. El vídeo ha envejecido tan mal como las estufas, pero cumple el primer mandamiento de la ingeniería electoral: despierta los sentimientos del votante.


Cuando escuché a Steven Jarding, cuyo curriculum dice que lleva 33 años trabajando en campañas americanas y está especializado en “causas perdidas” (dirigió, por ejemplo, el comité de liderazgo de John Kerry) su decálogo con los puntos básicos de una buena campaña electoral, me sorprendió por su exactitud. Aquí van los cinco primeros:

1. Encontrar un buen mensaje, es decir, un buen eslogan. “El mensaje es lo que apasiona a la gente. Si no tengo uno bueno, no atraeré a nadie” decía.

2. Conocer al votante como si fuera tu hermano o hermana. Saber cuáles son sus miedos, sus inseguridades.

3. Tener un buen equipo.

4. Ser auténtico, no copiar.

5. No mentir a los electores y pedir perdón. Pensemos en Rubalcaba, pensemos en Rajoy y pasemos sus discursos por la ecuación Jarding. ¿Resultado? Uno pierde, y el otro también.


Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía decía “No se pueden cambiar las malas ideas por la ausencia de ellas”. Parece que ese sí es un buen eslogan.


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