Las circunstancias nos
están marcando, y por fin nos ha hecho dar cuenta, de la importancia que tiene
saber comunicar, entrenarse para cada comparecencia pública y ser conscientes de
la fuerza y peso de cada palabra, dentro de los partidos políticos.
Pero, esto es un secreto
oculto, especialmente en estructuras de organizaciones políticas partidarias
con tradiciones jerárquicas verticales donde cuesta sudor y lágrimas (sobre
todo lo último) que se establezca una lógica horizontal con redes que reflejen
la nueva dinámica comunicacional. Una dinámica que ya ha llegado. Entonces
¿tienen miedo nuestros partidos políticos a contratar consultores en comunicación formados e independientes?. A continuación pretendo dar algunas razones por las que
deberían alejarse de ese miedo.
Creo que coincidimos quienes nos dedicamos al estudio de la
comunicación política y al de las campañas electorales, en que lo primero no se
dedica exclusivamente a lo segundo, a las campañas electorales. Por lo que
siento decirle, candidato/a, que unas elecciones no se ganan en 15 días de
campaña. Hoy, ayer y mañana, fueron, son y serán importantes. Se trata del
concepto de “Campaña Permanente” (que no significa estar permanentemente en
campaña).
Hoy, tener claro el mensaje y dominar las técnicas de impacto y
difusión son ventajas competitivas que no nos podemos permitir infravalorar por
diferentes razones. En primer lugar, por la saturación de información. Por la
diversidad de vías de transmisión y la rapidez con la que cambian. Por la falta
de credibilidad que tiene la clase política. Porque los públicos objetivos son
cada vez más cultos, más críticos y también más escépticos ante cualquier
promesa.
*Fuente video: Youtube
Hoy, debemos:
- Dominar el lenguaje político: Las palabras dicen lo que
somos, cómo somos, aún sin pretenderlo. La clave, éxito u objetivo, es
elegirlas. Esta elección
siempre significa comunicar lo que se quiere (aunque ya sabemos que una cosa es
lo que usted quiere decir, otra lo que usted ha dicho realmente y otra muy
distinta lo que su público ha entendido), y no es inocente ni casual, revela
aspectos muy importantes de nosotros, algo que queramos o no, comunicamos
inconscientemente. Así que utilizar frases interminables en lugar de un estilo
más sencillo, es elegir qué queremos comunicar. Todo forma parte de nuestro
discurso, del flirteo, del flechazo con nuestro interlocutor porque por si no
lo sabías, la comunicación es un juego de seducción y seducimos con el lenguaje
ya que nada es casual y porque detrás de las palabras, siempre están los
gestos.
- El código de los colores,
la gramática del gesto, el poder de la voz y todas las técnicas de persuasión
que harán que nos escuchen y, sobre todo, nos harán diferentes y auténticos,
dos de los atributos imprescindibles para seducir.
- Hoy, tenemos la obligación de desarrollar las
habilidades de las personas y representantes públicos mediante entrenamientos rigurosos y eficaces en comunicación.
- Planificar la comunicación personal de cada candidato y de cada
personaje público, para adecuarla al contexto y objetivos marcados. No es
simple liderazgo sino una forma, personal y inigualable, de liderar. Y eso no
se consigue con miedo.
Otra certeza es que la
capacidad de comunicación personal es lo que nos permite llegar a los demás,
mucho más allá de los argumentos racionales. Nos permite llegar con las
emociones. Y esto es lo que de verdad inspira confianza, tiene credibilidad,
motiva, anima, influye y moviliza. No hay comunicación neutra, de la misma
manera que no se puede no comunicar. Si partimos de estas leyes tan
elementales, es mucho más claro tener presente que el control sobre el mensaje
que emitimos y dominar la forma de transmitirlo, son habilidades esenciales
para liderar. Y sin liderazgo no existe credibilidad. Y sin credibilidad, no
generas confianza. Y sin confianza ¿qué queda?.
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