lunes, 27 de junio de 2011

Zoido no se olvida (ni de Espadas ni de Torrijos)

Publicado por María Vázquez en Blogs de política http://blogsdepolitica.blogspot.com/p/colaboradores_13.html

Zoido y Espadas durante el último acto de Monteseirín como alcalde de Sevilla. DS


No se ha olvidado de ellos. Tantas horas en campaña. Tantos momentos tensos vividos en conjunto y este martes, Juan Ignacio Zoido, alcalde de Sevilla y representante de los populares en la capital hispalense, se ha reunido con Antonio Rodrigo Torrijos y Juan Espadas. Los tres han compartido unas horas de charla (no en todas se hacen amigos se comprende) para tratar un consenso en torno a 15 pactos que deben estar por encima de las controversias políticas.

Este tipo de acciones nos gustan a los periodistas y a los ciudadanos. Nos gusta ver que también hay amigos en política. Y sí además unimos que estos días se vive una especie de Zoidomanía, el asunto toma un calado ya “supermega”. Pura psicología de masas, diría Freud. El fenómeno tiene mucho que ver en el descalabro del PSOE  y el voto de castigo que los ciudadanos han infligido a Zapatero.

Eso y la bonhomía del candidato popular, su cercanía en el trato y un desideologizado argumentario de trazo grueso han hecho de Zoido el candidato de la esperanza para miles de personas que ansían ahora una acción política contundente que arregle de un plumazo el grave problema del paro en Sevilla. Mucha gente piensa así porque considera que el gobierno local ha cometido muchos errores en la gestión. El valor de lo realizado por el alcalde saliente –ha hecho mucho y bueno– se verá con el tiempo, pero la situación real no proyecta más perspectiva que el enfado ciudadano azuzado por la Sevilla más conservadora respecto a los numerosos errores de gestión, coordinación y comunicación cometidos por el gobierno de progreso defenestrado en las urnas. 

El primer error que alguien podría cometer es pensar que los parados son de Zapatero y que Zoido –o Rajoy cuando llegue a la Moncloa– tienen una varita mágica con la que borrarán esta lacra. El segundo error –y éste es achacable exclusivamente a Zoido– ha sido plantear de inicio una serie de iniciativas en Sevilla de corte efectista que, sin embargo, defraudan las expectativas de muchas otras personas que esperan medidas de calado para avanzar en los graves problemas de los ciudadanos, mucho más allá del artificio de unas farolas o el nombre de una calle. Las primeras medidas anunciadas por un alcalde –más aún si llega a la Plaza Nueva después de 12 años de gobierno de otro color– deben ser bien explicadas porque contienen una carga de profundidad, un valor simbólico innegable. Y Zoido, que ha prometido cosas por valor de casi 4.000 millones de euros durante el ardor guerrero de la campaña –también lo han hecho otros–, será objeto a partir de ahora del foco abrasador que proyecte sus iniciativas, no ya como candidato, sino como alcalde electo de Sevilla. Por eso la Zoidomanía acuñada en su primera visita en loor de multitud a Reina Mercedes puede evaporarse si el candidato no es capaz de articular un discurso sólido más allá de los cuatro retoques anunciados. Para ello, en lugar de gastar dinero público en auditorías, puede recurrir a la Cámara de Cuentas, organismo fiscalizador de las administraciones. Pero es más importante aún que ofrezca ya sus medidas concretas para combatir el desempleo. Su papel le obliga a ir más allá del compromiso de “generar confianza” y agilizar licencias. En lugar de limitarse a levantar la acampada de Tussam, Zoido debe decir alto y claro cómo saneará las cuentas de la empresa. También debe explicar de inicio cómo conseguirá los ingresos necesarios para sus propuestas si mantiene su compromiso de no subir impuestos y no privatizar ningún servicio público. En unas horas, nada será lo mismo.

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