

Estos días en los que el tiempo anda un poco revuelto, Sevilla le hecha un pulso a los dioses del cielo. Las calles se inundan en los diferentes espacios urbanos de la ciudad y el Guadalquivir a su paso por el Puente de la Barqueta, parece cada vez más bravo. Estas fotos es el resultado de la mirada agachada bajo el paraguas, al paso del viento y el agua más feroz del 16 de febrero.
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