Según los datos de la última encuesta del IESA, está pasando lo que en el PSOE creían inimaginable. Ya hay un trasvase de votos del PSOE al PP. El sondeo revela dos realidades demoledoras para el PSOE: ha crecido el número de gente que quiere que gane el PP y han aumentado los que piensan que ganará el PP. Esos dos afluentes confluyen en el mismo río donde Javier Arenas está pescando votos en las aguas socialistas, revueltas por la crisis económica.
La incertidumbre con la que los andaluces despiertan cada mañana, expectantes ante cualquier posible noticia que empeore aún más las cosas, impide alcanzar la tranquilidad suficiente para mejorar y explicar la gestión. El electorado está impactado por los recortes sociales que está aplicando un gobierno que ayer tenía por bandera el Estado del Bienestar. Y la oposición está sabiendo administrar su espacio, con un Javier Arenas, animal político, que no dejará escapar su última oportunidad. En el PSOE andaluz, mientras, se culpa a Zapatero mientras Zapatero culpa al PSOE andaluz. Ésta es la foto fija. La única esperanza del PSOE está en remontar, en hacer algo que genere un efecto despertador del electorado indeciso. Y el margen es cada vez más estrecho para capear un temporal que mantiene decretada la alerta roja en el partido que ha gobernado Andalucía los últimos 30 años.
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