La estadística

Las estadísticas son como las listas vips de las discotecas. Todo el mundo sabe que existen, pero aún nadie las ha visto. Esta semana pasada ha sido movidita. Y no lo digo por las cenas de Navidad e interminables amigos invisibles que aburren hasta matar, pero que no podemos pasar sin ellas. Sino por los tembliques de más de uno y de una cuando desde la redacción de un medio impreso de Huelva se filtró que había una encuesta interna y que la tenían en exclusiva. La misma responde a las estadísticas que un partido político mayoritario de Huelva maneja, es decir, un sondeo interno que la dirección provincial ha realizado in extremis. Lo último debido a las circunstancias límites que se están produciendo. Límites porque no se lo esperaban. No esperaban que las llaves de la Diputación Provincial vayan a ser traspasadas y todo ello se juegue en un único partido, sin prórroga alguna, o al menos eso parece.

No digas nada y no pienses. Eso es lo que me propuse cuando estaba delante de esos folios. Pero de algo tendré que escribir en este espacio dedicado a la reflexión. Entonces, eso hice. Pensé en un sillón. Pongamos el de un ayuntamiento local. El de Valverde del Camino, por ejemplo, que también tiene apartado en la estadística, no se crean.

Las listas del PP en Valverde las conozco desde verano. Pero no de 2010, sino de 2009. En ese momento, era mi trabajo conocerlas. Son previsibles, salvo últimas incorporaciones. Salto cualitativo y cuantitativo, por que no decirlo. Apuesta por algo más que lo politólogos llaman sobre cargo. Pero la comunicación política es un terreno amplio y demasiada “sobrecarga” puede suponer un contratiempo. Por lo que tienes dos opciones, o te deshaces de algún que otro burto o bien, terminas quedándote con el muerto, pero sin sillón. Todo depende del cariño que le tengas. Pero, personalmente a mí no me interesa ni PP ni PSOE, sino a quién de los dos elegirá la que de verdad tiene la sartén por el mango. La niña bonita de IU. Quien le ofrezca más, de él se enamorará.