Ante todo, Michelle
Mientras su marido se adaptaba,
Michelle Obama deslumbraba a los estadounidenses con su simpatía,
elegancia y hospitalidad en los primeros tiempos de la presidencia,
algunos asesores que trabajaron con ella revelan que se sentía
profundamente frustrada e insegura respecto a cuál era su lugar en
la Casa Blanca ya que se veía a menudo atrapada en dudas internas
sobre qué imagen debían dar los Obama como familia: cómo debían
vivir, viajar o recibir a los invitados. Dado que era la primera
afroamericana en convertirse en primera dama, quería que todo fuera
impecable y sofisticado; le parecía que "todo el mundo estaba
esperando a que una mujer negra cometiera un error", asegura un
ex ayudante en el libro The Obamas. Kantor, Jodi. Little, Brown &
Company.
Experta en
comunicación
Desde el
primer momento, la trayectoria de Michelle Obama en la Casa Blanca
estaba cambiando. Ya empezaba a dominar y redefinir sutilmente el
papel que antes le había parecido distinto, y empezaba a aclimatarse
mejor a su nueva vida, la vida política de Washington (actos, cenas,
etc), tan distinta de la de Chicago.
En The
Obamas (Kantor, Jodi. Little, Brown & Company) comentan que “a
veces su trabajo parecía una respuesta, en miniatura, a lo que iba
mal en la Presidencia”. Por ejemplo, si la reforma sanitaria de su
marido era impopular y corría el riesgo de ser revocada, ella se
metía de lleno en su campaña particular sobre la nutrición y el
ejercicio, que tenía objetivos finales similares: mejorar la salud y
reducir los costes. Si su marido no conectaba con el público, ella
se lo ganaba con discursos vibrantes y empuje. Por lo que Barack
Obama utilizaba (y utiliza) su popularidad e influencia interna que
tuvo Michelle desde el comienzo de la legislatura.
Frases made
in Michelle
- “Lo
creáis o no, cuando nos casamos, nuestros préstamos para estudiar
eran mayores que nuestra hipoteca. Éramos tan jóvenes y estábamos
tan enamorados y tan endeudados”.
- “Barack
conoce el Sueño Americano porque lo ha vivido. Y quiere que todo el
mundo de este país tenga la misma oportunidad, sin importar quién
sea, de donde sea, su aspecto o a quién ame”.
- “Para
Barack el éxito no tiene que ver con el dinero que gana, sino con la
diferencia que marcas en la vida de la gente”.
- “(Barack)
es el hombre que se sienta conmigo y con las niñas a cenar casi cada
noche, respondiendo preguntas sobre lo que aparece en las noticias y
planeando estrategias sobre las amistades de instituto…”
- “Hacer
lo imposible es el sueño de esta nación. Es lo que somos. Es para
lo que nos construyeron”.
Anécdota
extraída del libro (The Obamas): Cuanto más empeoraban las cosas para su marido
en 2011, más a su lado estaba ella, manteniéndole a flote personal
y políticamente. En agosto, después de que las negociaciones sobre
el techo de la deuda en Washington alcanzaran su dolorosa conclusión,
dio una fiesta para celebrar el 50º cumpleaños del presidente.
Michelle pidió a los invitados que no se marcharan pronto y
pronunció un brindis enaltecedor en elogio de su marido.
Cuando
empezó a oscurecer, los 150 invitados -amigos, famosos y
funcionarios- estaban sentados en el césped sur escuchando a la
primera dama relatar su percepción de Barack Obama: un líder
incansable y honrado que se ha sobrepuesto a los juegos de
Washington, que ha matado al terrorista más buscado del mundo y que
aun así se las ingenia para entrenar al equipo de baloncesto de su
hija Sasha. Según relatan varios invitados, el presidente, que
parecía azorado, intentó interrumpirla, pero ella le instó a que
se sentara y escuchara.
También le
dio las gracias por haber aguantado lo dura que había sido con él.
Al llegar a esa frase, algunos asesores intercambiaron miradas de
reconocimiento.
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