Un año y
dos meses después de legislatura, y horas antes de su primer Debate
del Estado de la Nación, el presidente Mariano Rajoy, comunicaba que
durante la jornada del debate anunciaría en la cámara un “potente”
plan para reactivar la economía. Lo que viene a ser crear
expectativas en política pero como el cuento del pastor, con tanto
decir que viene el lobo, terminan no creyéndote. Sin credibilidad no
hay confianza, lo siento.
FOTO: EFE |
Pero antes
aclaremos qué supone un Debate sobre el Estado de la Nación.
Consiste en hacer una evaluación y es el Gobierno es el que se
examina a través de su presidente, que se enfrenta cara a cara con
los portavoces de todos los grupos parlamentarios. Y esa evaluación
del primer año de legislatura se centra en lo económico, en lo
social y en lo político, aunque sin duda el máximo interés
radicará en el duelo entre Rajoy y Rubalcaba, para ambos primer
debate, uno como presidente y otro como jefe de la oposición.
Desde que
Felipe González lo instaurara en 1983, en la II Legislatura, el
Debate sobre el Estado de la Nación ha tenido lugar 22 veces, es
decir, todos los años excepto aquellos en que acababan de celebrarse
elecciones generales o estaban convocadas: 1986, 1990, 1993, 1996,
2000, 2004, 2008 y 2012. Diez fueron con González como presidente,
seis con José María Aznar en el mismo cargo y otros seis durante
los mandatos de José Luis Rodríguez Zapatero.
El
mensaje que se quiere transmitir será el mismo pero...
La
realidad siempre lo supera todo. Este
gobierno intentará comunicar a los ciudadanos el mensaje de que, a
pesar de las dificultades, lo peor ya ha pasado y España está
saliendo de la crisis (no habrá sorpresas en la narrativa). Y como
ya hemos escuchado antes, asegurar rotundamente que las previsiones
del Gobierno anticipan que en la última parte de 2013 y principios
de 2014 la economía española tendrá nuevamente tasas de
crecimiento positivas. Tampoco no ha de extrañar que presumirá de
haber evitado el rescate a España y de que los inversores vuelven a
recuperar la confianza en España.
La realidad,
como decimos, es que hoy más que nunca, hay una crisis social y de
reputación de los políticos respecto a quienes representan, los
ciudadanos. Una brecha que se hace insostenible en una democracia. Un
malestar y clima de desconfianza que no va a encontrar respuestas ni
soluciones en sus representantes públicos a no ser que empezamos a
hacer política con mayúsculas, desde ahí hasta la consultoría.
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